ELOGIO DE LA SUMISIÓN: HABLAN LOS HOMBRES

26 junio 2023

Es la historia de un amor / como no hay otro igual / que me hizo comprender / todo el bien, todo el mal / que le dio luz a mi vida / apagándola después / ¡Ay, qué vida tan oscura! / Sin tu amor yo viviré. (Carlos Eleta Almarán: Historia de un amor)

Un hombre que deja atrás el pudor impuesto por la cultura patriarcal a su género, para quejarse abiertamente del desamor que sufre por causa de alguien tan prescindible en su ámbito como una mujer, alguien a quien sin embargo tuvo la oportunidad de controlar, dado que se la entregaban para que demostrara estar en condiciones de asumir el rol que le otorgaba la sociedad, no fue capaz de ejercerlo.

Quiso y no pudo. Lo que es peor, publicó su derrota. Al confesar mediante el canto su dependencia emocional respecto de una mujer, el hombre no se dirige a otros hombres, que podrían solidarizar con su estupidez, aunque se burlaran a sus espaldas, sino al mismo objeto de su desgracia, solo puede ser imaginado en el mundo paralelo de los boleros, donde los sentimientos se imponen sobre la razón y el temor a las repercusiones sociales:

Usted es la culpable / de todas mis angustias / y todos mis quebrantos. / Usted llenó mi vida / de dulces inquietudes / y amargos desencantos. / Su amor es como un grito / que llevo aquí en mi sangre / y aquí en mi corazón. / Y soy aunque no quiera / esclavo de sus ojos / juguete de su amor. (José Antonio Zorrilla y Gabriel Ruiz: Usted)

En este caso, junto con la queja interminable de un pasivo-agresivo que intenta ser atendido por una mujer cruel y no obstante capaz de satisfacer su deseo, hay una acusación capaz de marcar el inicio de una estrategia masculina menos previsible que la de otros seductores. La destinataria se encuentra cerca y sin embargo a suficiente distancia para no ser tocada (y golpeada, como ocurre en el mundo real).

El pronombre (usted) marca la separación existente entre ambos. Aparentemente, el hombre que canta se conformaría con besar a la mujer esquiva, pero una vez que ella concede ese deseo, aunque solo sea para librarse del acoso y la quejumbre humillante ¿no quedará en las manos de él? ¿No lo estará alentando a esperar más de lo que en una situación como esa es prudente conceder?

Si esa mujer se rinde, piensa el hombre, ¿por qué debería él a continuación respetar el convenio que puedan haber establecido? Puesto que ella fue tan imprudente como para apiadarse de él, es hora de cambiar de actitud sumisa, por otra más acorde con los roles dominantes en la sociedad. ¿Por qué no pasar al ataque?

En el pasado, tal vez las mujeres tuvieran un Dios aparte, puesto que sus obligaciones eran tantas y sus derechos tan escasos, que cuesta imaginarlas capaces de sobrevivir en una cultura convencida de que todas ellas eran seres humanos de segunda clase, a los que en algunos casos se protegía y en otros (con mayor frecuencia) se abusaba, de acuerdo con el humor masculino del momento. Quizás las mujeres del pasado no consideraran que entre sus opciones de vida figuraba la posibilidad de enfrentar de igual a igual a sus parejas y reclamar atención a sus necesidades, por injusto que fuera el trato al que estuvieran sometidas.  

Ni sus madres o amigas lo habían intentado con éxito, ni los guías espirituales de los templos las alentaban a tal desatino, ni los correos sentimentales de las revistas femeninas hubieran convalidado ensoñaciones como esas. Tanto las leyes, como las costumbres y el arte, se encargaban, por lo contrario, de suministrar imágenes idealizadas de mujeres que a pesar de estar sometidas, se mostraban sonrientes, calladas, rodeadas por hijos que reclamaban su atención, estorbando cualquier intento de liberación, para certificar que eran felices por ese motivo, mientras demonizaban en forma paralela a aquellas figuras de mujeres rebeldes o tan solo autónomas, que se atrevieran a plantear dudas sobre el monopolio del poder, tradicionalmente ejercido por los hombres.

If ever the Devil was born without a pair of horns / It was you, Jezebel, it was you. / If ever an angel fell, Jezebel, / it was you. / If ever a pair an pair of eyes promised Paradise / deceiving me, grieving me, leaving me blue / Jezebel, it was you. (Wayne Shanklin: Jezabel)

Horrible, pero también irresistible, contradictoria en el ejercicio de su poder sexual, la mujer participa involuntariamente en un doble juego donde el hombre que se declara su víctima, la desea y al mismo tiempo la execra. Pésima combinación para una relación de pareja. De acuerdo con la cultura anglosajona, Jezabel, figura de resonancias bíblicas, es la prostituta negra que arruina a su pareja blanca. ¿Negra, hasta no hace mucho esclava, y sin embargo dueña de la voluntad del hombre no negro que la desea?

¿Algo ha cambiado en la actualidad, cuando las mujeres han conseguido tantas reivindicaciones, han penetrado en tantos ambientes donde tradicionalmente se les cerraba el paso, que muchos hombres se sienten amenazados por ellas? Las manifestaciones masivas, las leyes finalmente aprobadas en el Parlamento, indican que los cambios son significativos, pero no mucho, de acuerdo con el discurso masculino de las canciones populares.

Ahora que las mujeres han proclamado sus demandas de igualdad ante la ley y se han desinhibido sexualmente en el mundo real, en el mundo de las canciones populares siguen dependiendo del macho que las denigra, al exponerlas en su estado de sumisión.

Estoy enamorado de cuatro babys. / Siempre me dan lo que quiero. / Chingan cuando yo les digo. / Ninguna me pone pero. / Dos son casadas / Hay una soltera / La otra medio psycho / y si no la llamo se desespera. (Maluma: Cuatro babys)

Más que dominador, el hombre se autodenuncia como un exhibicionista que en realidad desprecia a las mujeres que lo aceptan. ¿Cómo pueden ser tan imbéciles? En realidad, en buena hora son tan imbéciles, porque de otro modo el hombre no disfrutaría la situación. Él necesita urgentemente hablar de su inagotable capacidad amatoria. Es tan macho que los otros machos deberían aplaudirlo y envidiarlo. Para eso tiene a cuatro mujeres como testigos. Ellas lo convierten en el objeto del deseo de otros hombres que quisieran estar en sus zapatos. Ninguna de ellas califica como pareja estable: dos porque mantienen una relación con otros hombres, y de las dos restantes una es demasiado dependiente y la última tolera compartir a ese hombre con las otras tres.

Mientras la realidad muestra una creciente independencia femenina en todos los ámbitos, Maluma reivindica la imagen opuesta. Han pasado siete décadas desde que el hombre confesaba su total anulación a la mujer que lo abandonaba o no lo tomaba en cuenta:

Sin ti / no podré vivir jamás / y pensar que nunca más / estarás junto a mí. / Sin ti / es inútil vivir / como inútil será / el quererte olvidar. (Pepe Guízar: Sin ti)

¿Qué puede esperar un hombre de la mujer a quien considera su pareja? Sin duda, compañía, fidelidad, apoyo, tanto en las buenas como en las malas, como plantean las fórmulas nupciales. Al revisar las canciones populares se descubre otra perspectiva. Los hombres esperan lo peor de las mujeres, lo más humillante, la traición, el engaño, la enemistad, que lo obligarán a defenderse del enemigo con quien comparten cama, llegando a tomar venganza cuando se advierten defraudados y convirtiéndose en criminales que ven arruinadas sus vidas por causa de aquellas que sin embargo son sus víctimas.

No deberían hacer lo que según ellos se ven obligados a hacer, pero se dicen que tienen que detener definitivamente a quienes los han herido en su honor, aprovechando la confianza que en mala hora obtuvieron. En un tango escrito hace tres décadas, sigue fresca la imagen del hombre frágil y vengativo de hace un siglo:

Si te agarro con otro te mato, / te doy una paliza y después me escapo. / Dicen que yo estoy errado / los que dicen eso, porque nunca amaron. (Cacho Castaña: Si te agarro con otro, te mato)

Conocen las consecuencias de actuar bajo impulsos de ese tipo, pero no ven otra salida que el crimen o el descrédito (en el caso de no cumplir la promesa). Se sienten obligados a eliminar a sus parejas, a) para que la ofensa a la honra no pueda repetirse, b) para satisfacer la demanda de quienes se enteraron de lo sucedido y esperan un castigo ejemplar de las traidoras, c) para evitar la tentación de perdonarlas y someterse a una futura humillación, cada vez más probable cuando la amenaza queda en nada.

La encontró en el bulín y en otros brazos… / Sin embargo, canchero y sin cabrearse / le dijo al gavilán: “Puede rajarse; / el choma no es culpable en estos casos”. / (…) Con toda educación, amablemente / le fajó treinta y cuatro puñaladas. (Edmundo Rivero e Iván Díez: Amablemente)

La oportunidad de entregarse incondicionalmente a un hombre, a quien, si lograban retener con sus encantos, dedicarían el resto de su vida, sin pedir nada a cambio, era uno de los mayores premios que deparaba el Destino a una infinidad de mujeres del mundo patriarcal. Gustarle a un hombre, atraparlo con la colaboración del atractivo personal, las instituciones del Estado y la religión, obligarlo a responsabilizarse de su descendencia no siempre querida, eran habilidades fundamentales para la subsistencia de mujeres que no habían sido preparadas para otra cosa que las funciones reproductivas y el mantenimiento del hogar.

Cuando esa relación desigual se daba, al ser escogidas como pareja por algún hombre, todo adquiría sentido en sus vidas tan precarias, comenzando por el azar de haber llegado al mundo con un sexo que anunciaba incomodidades y dolor, antes que satisfacciones de cualquier tipo.

Las mujeres se la buscan por el solo hecho de existir, plantea el criterio machista, y finalmente encuentran lo que merecen, dentro o fuera del matrimonio. ¿Acaso no han tenido la oportunidad de observar el modelo de comportamiento sumiso de sus madres y abuelas, de sus vecinas y amigas desde hace incontables generaciones? Ellas deberían saber qué les aguarda en su relación con los hombres… y someterse, aunque las evidencias les adviertan que hay otros modelos, a pesar de las fantasías masculinas.

Y en la oscuridad / quiere saber si lo que dicen es verdad / y me pide más / Aún sabiendo que la puedo lastimar. / No es culpa mía si me porto mal. (Dasoul: Si me porto mal)


ELOGIO DE LA SUMISIÓN: OPUESTOS IRRECONCILIABLES

9 junio 2023

La música como cultura refleja el modo en que pensamos, somos, y estos códigos culturales y sociales se van traspasando, replicando a nivel colectivo. Temas como el machismo, el sexismo, la misoginia, están presentes en la música, de diferentes formas. (Andrea Ocampo Silva)

Si una mujer canta su dependencia de un hombre que la abandona, como sucede en Dido and Eneas de Henry Purcell, una ópera de fines del siglo XVIII o en una canción popular de mediados del siglo XX entonada por Judy Garland, lo hace sin mucho pudor, como si fuera su obligación revelar una situación después de todo imaginaria, al presentarse bajo la forma de una canción, pero al mismo tiempo aleccionadora para quienes la oyen, que tranquiliza a los testigos y les confirma que todo está bien: el abandono de alguien que sufre y la queja que precede a la muerte, una confirmación de que el personaje que se rinde no habrá de recuperarse.

La mujer demuestra sus habilidades de cantante, y al mismo tiempo confiesa una sumisión que la opinión dominante aplaude sin pensarlo dos veces, ayer o ahora:

The night is bitter, / the stars have lost their glitter, / the winds grow colder / and suddenly you´re older / and all because of the man that got away. / No more his eager call, / the writtings on the wall / the dreams you dreamed have all / gone astray. (Harold Arlen e Ira Gershwin: The Man that Got Away)

El mundo pierde sentido, se apaga, cuando esa mujer queda sola. ¿Podrá sobrevivir sin la presencia de él? No hay ningún atisbo del futuro en la canción, solo un estado de desolación que parece no tener fin ni comienzo. La pena se vuelve eterna, y eso viene siendo desde hace siglos, como confirma la historia de Dido y Eneas. La mujer intenta retener al hombre, que considera otros objetivos más relevantes para su vida que atarse a las promesas hechas.

En el caso opuesto, si un hombre canta su dependencia de una mujer que lo abandonó por razones que no se aclaran, probablemente para reducir la responsabilidad masculina en la situación, elabora en torno a la pérdida una fantasía donde todo se vuelve justificación, paradoja, absurdo, como si la verdad cruda fuera inaceptable para él:

Te vas porque yo quiero que te vayas / a la hora que yo quiero te detengo. / Yo sé que mi cariño te hace falta, / porque quieras o no, yo soy tu dueño. (José Alfredo Jiménez: La media vuelta)

Referir los desencuentros de las parejas humanas da para mucho, como se sabe en Occidente desde el Medioevo, cuando las historias de Tristán e Isolda o la de Abelardo y Eloísa (casi todas ellas frustradas) comenzaron a conmover a una audiencia que se ha renovado hasta no hace mucho, sin esperar ni obtener nada distinto.

Vivir en pareja es algo deseado e inalcanzable para mucha gente, que percibe la soledad como una situación temible, que debe ser evitada a cualquier precio y justifica más de un sacrificio, pero encontrar pareja y luego (lo fundamental) ser capaz de retener a esa pareja y sobre todo disfrutar la convivencia con esa pareja, no es cosa fácil de concretar, lo que explica la infidelidad, el alto porcentaje de rupturas y el descrédito actual de la institución del matrimonio.

Cuando las parejas perduraban en el pasado que tantos añoran, fue porque una de las partes (la mujer, concretamente) corría con desventajas en caso de encontrar incómoda o insoportable la relación. Liberarse de esos lazos consagrados por la Ley, la Religión y las buenas costumbres, en el caso de que se atreviera a intentarlo, la exponía a quedar indefensa, en igual o tal vez peor situación que cuando permanecía dentro de la pareja.

La mayor satisfacción de la víctima es la certeza de que el victimario la necesita a ella (y en su fantasía, tal vez solo a ella) para disfrutar la crueldad que ejerce. La alternativa de sufrir (incluso morir) en manos de la persona a quien se ha sometido, llega a convertirse en un privilegio.

Arráncame la vida, con el último beso de amor. / Arráncala, toma mi corazón, arráncame la vida. / Y si acaso te hiere el dolor, ha de ser de no verme / porque al fin tus ojos me llevo yo. (Agustín Lara: Arráncame la vida)

Desaparecer en la relación de pareja, inmolarse voluntariamente a quien se dice amar, entregarse sin condiciones de ningún tipo al capricho de otro, es invitarlo al abuso, en la seguridad de que no se encontrará resistencia. En el bolero de Agustín Lara, son fantasías de mutilación, de aniquilamiento, que la canción popular vuelve alternativas aceptables o que pasan desapercibidas, porque son acompañadas por melodías fáciles de recordar, que los medios difunden reiteradamente y pueden ser bailadas, como parte del cortejo erótico tolerado por la sociedad, no obstante, la declarada carga masoquista que revelan.

Todo esto, que cuesta expresar, se dice con música fácil de tararear, permitiendo que nada de lo que se dice se tome demasiado en serio. Mientras la ópera otorga visos de seriedad a las declaraciones más triviales, la canción popular describe al pasar las tragedias cotidianas, como si resultaran inevitables y no tuvieran demasiada importancia.

La máxima felicidad de una de esas víctimas, parece ser la aceptación de morir en manos de quien ama o al menos delante de quien ama, para marcarlo(a) con la imagen del daño que está causando su desamor. ¿Acaso no habría otra manera de conmover al interlocutor indiferente, al amante que no reacciona, para obtener un momento de su atención, en este caso el último de quien se inmola?

Quisiera abrir lentamente mis venas / Mi sangre toda verterla a tus pies / para poder demostrar / que más no puedo amar / y entonces morir después. (Francisco Lomuto y José María Contursi: Sombras, nada más)

Declarar públicamente la sumisión de alguien (un hombre) a su pareja, no es una decisión fácil de aceptar para quien la sufre, porque la situación penosa que experimenta, en lugar de concluir, puede agravarse después de un reconocimiento como ese. ¿Qué ha hecho para merecer el maltrato? ¿En qué falló para que una mujer se atreviera a intentarlo? ¿Cómo no la detuvo y castigó de inmediato? La víctima se vuelve sospechosa o incluso culpable al exponer su situación.

No es raro que las mujeres golpeadas por sus parejas callen, incluso que se escondan de amigos o parientes que podrían ayudarlas a librarse del maltrato. Disimulan los moretones con maquillaje, inventan excusas que favorecen a sus verdugos, siendo algunas tan creíbles como haberse dado en la cara con una puerta, porque se supone que el silencio mejora la imagen de ambos como pareja normal (y en forma paralela, evita que sus parejas tomen represalias mayores cuando ellas se vean obligadas a regresar al hogar que comparten).

Si la declaración de que se ha incurrido en violencia física o psicológica proviene de un hombre arrepentido, las cosas se complican, porque la imagen predominante en la sociedad patriarcal es la opuesta: los hombres están comprometidos a mantener sometidas a las mujeres, en lo que se considera un orden inmutable, establecido por la religión y las buenas costumbres.

Eso suele ser lo menos que se espera de ellos. Cuando reaccionan de otro modo, más amable, hasta su identidad sexual de los machos queda bajo sospecha. ¿Qué les falta para ejercer el rol que la Naturaleza les habría destinado? Los hombres pueden incurrir en excesos y errores de todo tipo, pero de acuerdo con las convenciones respetadas por una generación tras otra, los hombres no se entregan ni lamentan.

Dan por sentado que si bien fueron engañados y eso les duele (al punto de cantarlo), están convencidos de que la vida se encargará de compensarlos, mostrándoles el dolor de quienes los hicieron sufrir.

There´ll come a time / don´t you forget it / There´ll come a time / when you´re gonna regret it / Some day, when you get lonely / your heart will break like mine / and you´ll want me only. (Turner Layton, Henry Cramer, Ray Sherman: after you´ve Gone)

En otras palabras, algo pasará, algo deberá pasar en el futuro, que ponga fin al desajuste actual de las relaciones entre hombres y mujeres. No existe la menor certeza, no hay manera de justificar esto que ha ocurrido, y entonces la esperanza irracional es que la Providencia intervendrá entonces, porque hasta ahora no lo ha hecho, para compensar lo sucedido, que es una pérdida irremediable.


¿ENVEJECER EN PAREJA? (II): DEBATE Y AGONÍA

29 julio 2019

Sartre y Beauvoir

A pesar de su arduo entrenamiento intelectual, que le permitió encarar una larga carrera literaria y convertirse en líder de opinión pública, en asuntos como Derechos Humanos y feminismo, Simone de Beauvoir revelaba un fuerte condicionamiento romántico cuando se refería a su relación de Jean-Paul Sartre.

O veré a Sartre morir o moriré antes que él. Es horrible no estar allí para consolar al que sufre el dolor que uno le causa al partir. (Simone de Beauvoir: Todos los hombres son mortales)

Sartre y Beauvoir no se habían casado y más aún, habían pregonado las ventajas de una civilizada relación abierta, sostenida durante décadas, que sirvió de modelo a muchas mentes esclarecidas de la primera mitad del siglo XX, pero al menos ella se veía como si estuviera unida a él hasta que la muerte los separara (una situación que la realidad se encargó de desmentir: cada uno optó por una alternativa política distinta durante sus últimos años, y eso fue distanciándolos, como cualquiera hubiera podido prever, de no estar enamorado). Lee el resto de esta entrada »


PAREJAS IMAGINARIAS (II): NIÑOS, ARTISTAS, AMIGOS DIABÓLICOS

29 junio 2019

Samuel Clemens (luego Mark Twain) adolescente

-¡Chico del diablo! ¿Cuándo acabaré de aprender sus mañas! ¡Cuántas jugarretas como esas me ha hecho y todavía me engaña! Las viejas bobas somos más bobas que nadie! (…) Parece que adivina hasta dónde puede atormentarme, antes de que llegue a montar en cólera, y sabe el muy pillo, que si logra desconcertarme o hacerme reír, todo se acaba, porque no soy capaz de golpearlo. (…) Tiene el diablo en el cuerpo. (Mark Twain: Las aventuras de Tom Sawyers)

Habla la tía Polly y tal vez alguien cercano al escritor Mark Twain, que de acuerdo a su testimonio tuvo en la infancia un amigo imaginario, a quien le atribuye el calificativo de enemigo imaginario, porque debía ser Satanás, compañero de travesuras que horrorizaban a los adultos bien pensantes de una comunidad provinciana similar a la de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Creativos, insubordinados, los niños de la ficción no consiguen ser controlados por sus parientes y educadores. La disciplina escolar les resbala y las amenazas de castigos en el más allá que profiere del pastor protestante no los hacen retroceder. No se necesita mucho más para convencer a los adultos y ellos mismos que tienen el diablo en el cuerpo. Promediando el siglo XIX, en los EEUU, esa convicción no conduce a la hoguera, como había ocurrido en el pasado. Solo se esperaba que al crecer, los jóvenes entraran en razón, olvidaran sus tonteras y se incorporaran a la conservadora sociedad que los había traído al mundo. Lee el resto de esta entrada »


PAREJAS IMAGINARIAS (I): LOS ADULTOS Y SUS FANTASMAS

24 junio 2019

In memorian A.M.E.G.C.

Francisco de Goya: Aquelarre

Durante la Edad Media, cualquier relación que se confesara o sospechara de un ser humano con alguien (algo) que se supusiera de otro mundo, siempre y cuando no fuera un ángel o las figuras de la religión oficial, era entendida como proveniente del Demonio y se la reprimía sin piedad, para evitar que el daño que pudiera causar el Maligno se extendiera por la comunidad cristianizada. Las brujas, de acuerdo a la creencia ampliamente difundida, habían sellado en el curso de los aquelarres nocturnos del Sabath, un pacto con las potencias oscuras, a quienes entregaban sus almas por la eternidad (imposible imaginar un precio más alto) en la esperanza de obtener favores en este mundo, como el de volar o causar daño a sus enemigos, que de otro modo les hubieran estado negados. Lee el resto de esta entrada »


¿PAREJAS CONCERTADAS O ATRACCIÓN CIEGA? (II): TRAMPAS Y ATAJOS EN LA FORMACIÓN DE PAREJAS

18 abril 2019

John Fitzgerald Kennedy y Jacqueline Bouvier

Yo [nombre del contrayente] te quiero a ti [nombre del contrayente] como mi esposa(o) y me entrego a ti, y con la ayuda de Dios prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza. Quiero amarte, respetarte y permanecer a tu lado todos los días de mi vida. (Voto matrimonial católico)

En 2007, la legisladora de la derecha alemana Gabriele Pauli, propuso la institución de un matrimonio civil que no durara más de siete años. Transcurrido ese plazo, los contrayentes podrían renovar el contrato por un lapso similar o darlo por concluido, sin necesidad de acompañar justificaciones de ningún tipo. Los Tribunales se aliviarían de engorrosos procesos de divorcio y las parejas mal avenidas solo tendrían que juntar un poco de paciencia para librarse de una relación incómoda. La iniciativa no prosperó y sin embargo contradice la imagen conservadora en lo valórico, de un sector político que en otros países logró detener durante décadas la legalización del divorcio, por considerarlo atentatorio a sus dogmas religiosos.

Hay una imagen establecida de la pareja humana que se resiste a considerarla como un contrato más, entre los muchos que la gente establece a lo largo de su vida; como una opción que se rescinde en cualquier momento, en caso de que alguna de las partes llegue a sentirse decepcionada por la experiencia. Aunque tantas parejas actuales fracasen, el matrimonio continúa siendo en muchas culturas un sacramento, un solemne pacto de por vida, celebrado ante los representantes eclesiásticos y estatales, resultando por eso más solemne que el resto de los contratos.

En 2011, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de México, se planteó (como era de prever, sin demasiado éxito, por la previsible resistencia de la Iglesia católica) discutir la opción de un matrimonio renovable cada dos años, con el objeto de reducir los conflictos de familia, que causan tanto sufrimiento a los involucrados y de todos modos conducen al divorcio.

Dos años es un tiempo mínimo que te permite conocer y valorar cómo es la vida en tu pareja. Si renuevas, significará que hay un entendimiento con tu pareja, que tienes claras las reglas de la relación y que ambos cónyuges tienen certeza jurídica de sus derechos y obligaciones. (Lizbeth Rosas Montero)

Puesto que las parejas humanas distan en la vida cotidiana de estar a la altura de lo que esperan de ellas los familiares, los líderes políticos y religiosos, ¿cómo no entender que se arbitren atajos y trampas que tienen como único objetivo satisfacer la demanda de bienestar de la gente?

Boda iraní

En Irán, que es una república islámica, donde los códigos morales son tan estrictos que castigan el adulterio con la lapidación de las mujeres involucradas, una pareja formada por una mujer viuda o divorciada y un hombre casado, puede entregarse tranquilamente al disfrute del sexo, si ambos toman la precaución de solicitar a un mulá (un líder religioso) que firme un documento autorizando lo que se considera un matrimonio temporal. Eso se hacía tradicionalmente a espaldas de la esposa del hombre casado, hasta que el gobierno obligó recientemente a informarlas.

La validez del contrato es un dato flexible; puede ser por un par de horas o por decenas de años. La opción se encuentra vigente desde la época de fundación del islamismo, en el siglo VII de nuestra era. En la actualidad, opinan los críticos del subterfugio, solo sirve para encubrir la prostitución, una actividad que el régimen islámico no podría aceptar nunca, si se presentara como tal.

Es más fácil quedar bien como amante que como marido, porque es más fácil ser oportuno e ingenioso de vez en cuando, que todos los todos los días. (Honoré de Balzac)

La idea del matrimonio duradero se ha vuelto en la actualidad cada vez más difusa e indigna de crédito para los jóvenes. Ellos se preguntan: ¿para qué casarse? Los padres y abuelos lo hicieron en su oportunidad, y sobran las evidencias de sus fracasos de pareja, que los enredan en disputas odiosas. De acuerdo al ejemplo que brindan los mayores, la pareja estable es una atadura más opresiva que protectora, perdió vigencia hace tiempo y sin embargo ha continuado promoviéndose como el ideal de existencia adulta. No es un sentimiento nuevo, pero en la actualidad se ha vuelto una tendencia cada vez más extendida.

Los amores mueren de hastío y el olvido los entierra. (Jean de la Bruyere)

victoria albert

Victoria y Albert

En otras épocas, cabía suponer que al contraer matrimonio, cualquier adulto lograba acceder a una vida sexual no restringida por la opinión de la sociedad. Ese era un estímulo poderoso a la hora de buscar pareja. En la actualidad, la censura colectiva a las relaciones sexuales de los jóvenes solteros no detiene a nadie, y tanto los hombres como las mujeres, gozan de suficiente libertad para disfrutar su sexualidad sin comprometerse. Tan solo se les pide que tomen precauciones para no contraer ni contagiar enfermedades venéreas, para no incurrir en embarazos no deseados. En otras palabras, se da por sentado que no resistirán la demanda planteado por sus hormonas y el relajamiento de las costumbres que se han vuelto tendencia dominante de la modernidad.

When somebody needs you / it´s no good unless he needs you / all the way / Trough the good or lean years / and for the in-between years / come what may. (Jimmy Van Heusen y Sammy Cann: All the way)

Al casarse, como suele entenderse hoy, las parejas complican sus vidas inútilmente, formalizando una relación que, una vez pasado el enamoramiento inicial, nada les promete que serán capaces de respetar. Cuando miran alrededor, no ven nada que permanezca, excepto para devaluarse y convertirse en estorbo. Si algo les preocupa es no sufrir ese destino. ¿Qué valor puede otorgársele hoy a la fidelidad, en una cultura donde todo aquello que en un momento se apreciaba, no tarda en volverse obsoleto, pasado de moda y exige ser reemplazado por algo similar, aunque se lo anuncie mejor, que tampoco ha de permanecer?

Cuando el futuro se presenta amenazador e incierto, queda la retirada sobre el presente, al que no cesamos de proteger, arreglar y reciclar en una juventud infinita. A la vez que pone el futuro entre paréntesis, el sistema procede a la “devaluación del pasado”, por su avidez de abandonar las tradiciones (…) e instituir una sociedad sin anclajes ni opacidades. (Giles Lipovetzky: La era del vacío)

lidoonsvarna

Festival Lidoonsvarna

Los integrantes de la pareja desconfían de su capacidad personal para atarse a compromisos tan penosos como la fidelidad, el respeto y pretenden continuar disponibles para entablar nuevas relaciones, a pesar de haber establecido proyectos de vida en común (por ejemplo, trajeron hijos al mundo) ¿serán capaces de aceptar los rituales tradicionales que atan a los contrayentes y simultáneamente dificultan los intentos de disolver los nexos?

Entre las mujeres jóvenes sobre todo, se advierte el proyecto de tener hijos sin atarse a una pareja estable (o el de mantener una relación lo más distante posible con las parejas que les permitieron engendrar esos hijos). En paralelo, el compromiso de mantener una familia, sacrificando la rápida satisfacción personal, se revela como una carga excesiva para los hombres jóvenes.

En la actualidad, los jóvenes prefieren no atarse a nada (por ejemplo, un empleo) ni nadie por mucho tiempo. Dejan esa opción para más tarde, cuando hayan terminado una carrera universitaria o todavía después, cuando obtengan cierta seguridad económica. Socialmente se tolera que posterguen durante años el rito de legalizar una pareja con la que pueden haber engendrado hijos o adquirido propiedades.

pareja-hivSe teme el fracaso de cualquier relación basada en la pura atracción física o se apuesta al fracaso de cualquier proyecto de relación duradera, por lo que consideran que al casarse complican las cosas más de lo necesario. Los trámites de disolución de parejas, lo han vivido ellos o sus amigos y parientes, suelen ser costosos y humillantes.

Simultáneamente, se supone que la atracción sexual es el único índice confiable de compatibilidad de las parejas. Cuando sus integrantes se excitan y disfrutan en la cama o donde sea, todo el resto, asuntos como el apoyo mutuo, la fidelidad o la tolerancia, quedan convertidos en asuntos de menor importancia (tal vez ninguna).

Se trata de un razonamiento narcisista reciente y no por ello más acertado que la vieja concepción de las parejas arregladas por otras personas, a quienes por su oficio o mayor edad se consideraba dotadas de criterios más confiables que aquellos provenientes de los mismos contrayentes.

Aprender a amar y constituirse en un nosotros, comienza por aprender a amarse a sí mismo, sigue con aprender a amar a un semejante y pasa por el coraje a amar a alguien diferente, aprender a tolerar la vulnerabilidad y a luchar en torno al problema de ser todo lo que uno es, lo que tiene que incluir a otro. (Carl Whitaker: Meditaciones nocturnas de un terapeuta familiar)

novias vietnamitas

Novias vietnamitas

En la tradición china, establecida en épocas tan remotas como la Dinastía Zhou  (1050 a 256 a.C.) los hombres de las clases altas no podían elegir por sí mismos a sus parejas. Tampoco les estaba autorizado permanecer solteros al llegar a cierta edad, porque el Estado los multaba. Aunque solo fuera en atención a su bolsillo,  ellos debían casarse. Para eso estaban obligados a recurrir a una meiren experimentada, la casamentera que se encargaba de buscarles una esposa acorde con su posición social.

Parte fundamental de su tarea (bien remunerada) era investigar los antecedentes de la familia de la novia, no fuera que se descubriera demasiado tarde en ella alguna mancha que el matrimonio trasladara al historial del novio. La meiren recibía un documento que incluía la fecha y hora del nacimiento de la novia, para ser depositado en el altar familiar del novio e interpretado por un astrólogo.

Casamentera china

Si los horóscopos de la pareja resultaban compatibles, la meiren entregaba a la familia de la novia otro documento que contenía la fecha y hora del nacimiento del novio. Una vez concretado el acuerdo, la casamentera fijaba la fecha y el sitio de la ceremonia nupcial. También se encargaba de leer el futuro de la pareja. Ella era la intermediaria en el envío de regalos a la novia, realizado por la familia del novio. La pareja objeto de estos cuidados, se conocía habitualmente en vísperas de la ceremonia, cuando todos los problemas habían sido resueltos.

Si bien los padres empiezan a presionar a sus hijos para casarse apenas terminan la universidad, cuando los hijos están en el colegio (…) tienen completamente prohibido tener algún tipo de relación amorosa. Cuando están en el colegio, la prioridad máxima es estudiar, por lo que muchos chinos llegan a la universidad sin haber tenido un novio(a) anteriormente. (…) No entienden el concepto occidental de “probar y probar hasta encontrar a la persona indicada” y no se sentirían a gusto haciéndolo. Para ellos, iniciar una relación significa estar tratando a esa persona como un futuro candidato a matrimonio. (Cassandra Armijo)

Desde los primeros años del siglo XXI, un portal chino de Internet que tiene doce millones de seguidores, organiza ferias de fin de semana que se anuncian como las oportunidades ideales para hallar pareja en una sociedad que no logra desequilibrarse en este ámbito. Se informa que en Dongguan, una ciudad industrial china, hay tantas mujeres educadas que disfrutan de buenos empleos, que se ven en la alternativa de vivir solteras o aceptar compartir sus parejas masculinas (a las que no dudan en mantener financieramente).

Se ha calculado que casi la mitad de la población china se encuentra soltera en la actualidad. Miles de solteros frecuentan el portal de armado de parejas. Previo pago de 100 yuanes, cada interesado presenta un Currículum Vitae similar al que se utiliza en la búsqueda de empleo. Distintos casamenteros presentan una cartera de clientes a los interesados en establecer una pareja. La educación superior y los empleos de cierta responsabilidad, son algunos de los antecedentes más apreciados por los participantes. Las viejas costumbres resurgen, a pesar de los cambios profundos que ha experimentado la sociedad, gracias a la nueva tecnología.


HALAGO Y AGRESIÓN DEL PIROPO (II): OTROS TIEMPOS

15 septiembre 2018

Monica Bellucci en Malena

Es sumamente injusto que [las mujeres] tengamos que aprender desde la pubertad en adelante, a mirar el suelo cuando pasamos cerca de una construcción, o junto a un grupo de hombres, para evitar notar cómo sus miradas se clavan en nuestras pechugas. (Integrante del Observatorio Contra el Acoso Callejero de Chile)

El piropo del siglo XXI difiere del clásico, al parecer. O las actitudes de quienes participan en la situación dejaron de ser las de antes. Las destinatarias del piropo ya no aceptan complacidas o resignadas los comentarios que les dirigen los hombres, tanto los conocidos como los desconocidos; más bien se sienten degradadas por quienes las asedian con palabras perturbadoras, que anuncian proyectos de agresiones sexuales. Lee el resto de esta entrada »


DESGASTE Y PERSISTENCIA DE LAS PAREJAS (II): LA IDEALIZACIÓN

8 septiembre 2018

Eleanor y Franklin Delano Roosevelt

Franklin Delano Roosevelt y su esposa (y prima) Eleanor Roosevelt, habían dejado de ser una pareja cuando el hombre fue elegido Presidente de los EEUU. En el pasado habían tenido varios hijos, pero ya no vivían juntos. Cada uno de ellos mantenía discretas relaciones estables con otras personas, a pesar de lo cual se reunían para el registro de imágenes oficiales y compartían proyectos políticos. Las parejas oficiales, armadas para satisfacer la demanda emocional de la audiencia masiva (que también son los votantes) no pueden ser evitadas en la sociedad norteamericana. Lee el resto de esta entrada »


CANCIONES DE LA PAREJA SOMETIDA (II): EL HOMBRE ENTRONIZADO

31 agosto 2018

Jacques Demy / Jean Cocteau: El bello indiferente

MUJER: No soy de esas mujeres que no hace más que interrogar e interrogar y que siguen a los hombres hasta enterarse de lo que quieren saber. No temas. (…) El señor hace lo que le da la gana y la señora debe quedarse en el hotel, encerrada bajo siete llaves… ¡Entendido! Antes no lo comprendía; ahora sí. (Jean Cocteau: El bello indiferente)

En el pasado, tal vez las mujeres tuvieran un Dios aparte, puesto que dentro del hogar, considerado su feudo (y al mismo tiempo su prisión) las obligaciones que le habían sido asignadas eran tantas y sus derechos tan escasos, que cuesta imaginarlas capaces de sobrevivir en una cultura convencida de que todas ellas (si exceptuamos a María) calificaban como seres humanos de segunda clase, a los que unos casos se protegía y en otros se abusaba, de acuerdo al humor masculino. Quizás las mujeres del pasado no consideraran que entre sus opciones de vida figuraba la posibilidad de enfrentar de igual a igual a sus parejas y reclamar atención a sus necesidades, por injusto que fuera el trato al que estuvieran sometidas.  Ni sus madres o amigas lo habían intentado con demasiado éxito, ni los guías espirituales de los templos que frecuentaban las alentaron nunca a cometer tal desatino, ni los correos sentimentales de las revistas femeninas hubieran convalidado ensoñaciones tan absurdas como esas. Lee el resto de esta entrada »


ÍNCUBOS Y SÚCUBOS (II): LAS FORMAS SEDUCTORAS DEL MALIGNO

15 May 2018

Voltaire

Dios ha hecho al hombre a su imagen y semejanza, pero el hombre también ha procedido así con él. (Voltaire)

A diferencia de lo que había pasado durante el Medioevo, el racionalismo del siglo XVIII negaba la existencia de Dios, a partir de una crítica al cristianismo, entendido como una religión del Estado, contaminada por el poder, ridiculizada por sus inconsistencias y destinada a desaparecer, como consecuencia del trabajo pedagógico de la Ilustración. Simultáneamente negaba la existencia del Mal, y al hacerlo asumía una postura desafiante, que no se diferenciaba mucho de la atribuida al Demonio en los textos sagrados del monoteísmo.

El ser humano estaba solo en este mundo, y ningún freno moral, ninguna contención impuesta por la sociedad, podía interponerse en su búsqueda de la felicidad personal. Los libertinos, dedicados al cultivo de sus placeres egoístas, lejos de ser figuras detestadas, planteaban el ideal de comportamiento moderno para los filósofos. Lee el resto de esta entrada »