Las fachadas que ocultan relaciones humanas, suelen no ser demasiado sólidas. Al menor accidente se quiebran. Cualquiera que se preocupe de investigarlas, descubre fallas que permiten llegar a eso que trataban de no mostrar. Créase o no, los mismos personajes que las construyeron y probablemente debieron beneficiarse con ellas, suelen participar en el proceso de demolición, como si estuvieran hartos de mentir y necesitaran despojarse de todo aquello que los protegía y les quitaba libertad de acción.
El escritor José Donoso armó a comienzos de los años `60 un matrimonio con Pilar, mujer que lo admiraba y se dedicaba a secundarlo en su carrera literaria. Ella lo acompañó a Europa, y si no pudo darle un hijo, se unió a él para adoptar una niña de tres meses de edad. Formaron una familia cosmopolita, intelectual, hasta la muerte del hombre. Entonces la fachada mantenida durante cuatro décadas comenzó a desmoronarse. Donoso había llevado un Diario íntimo desde su juventud. Lo vendió a la biblioteca de la Universidad de Princeton, con la condición de que no fueran puestos a disposición del público hasta varios años más tarde. Pilar murió y la hija comenzó a escribir en Correr el tupido velo su experiencia de esa familia terrible, que se mostraba tan unida. El suyo era un testimonio devastador sobre los padres, confirmado por su propio suicidio poco después y la publicación de los diarios de Donoso algunos años más tarde. Lee el resto de esta entrada »