MUJERES MANIPULADORAS, HOMBRES MANIPULADOS


Leopold Sacher-Masoch y Wanda

Leopold von Sacher-Masoch y Wanda

La posibilidad de encontrar una mujer dominante es una fantasía tan atractiva como alarmante para los hombres de los tiempos modernos. Desde hace casi un siglo las mujeres se cortan los cabellos muy cortos, fuman en público, visten pantalones, usan lenguaje grosero, asumen cargos directivos, en una constante demostración de que a pesar de la discriminación salarial que sufren en casi todas partes, no valen menos que un hombre.

¿Cómo no sentirse fascinado ante la posibilidad de una (pasajera y novedosa)  inversión de los roles habituales, sobre todo cuando un hombre se siente seguro de que nada puede cambiar en las relaciones de poder entabladas tradicionalmente por los géneros? En tal caso, la breve transformación de la mujer que había estado sometida y aparentaba disfrutarlo, en mujer dominante, agrega variedad a una rutina que se había vuelto demasiado previsible, y por lo tanto menos placentera.

Una mujer que no hace del hombre su súbdito, su esclavo, ¿qué digo? su juguete, y no le traiciona riendo, es una loca. (Leopold von Sacher-Masoch)

Cuesta reconocer en esta imagen amenazante, perversa, a la mujer idealizada , inerme, que la literatura de Oriente y Occidente había reciclado durante siglos, probablemente con la esperanza de que la realidad terminara por coincidir con su visión machista del mundo. Un clásico de la novela erótica francesa, La mujer y el pelele, de Pierre Louys, publicada en 1898, que ha sido adaptada varias veces al cine, cuenta la historia de una mujer joven y desalmada, que somete a un incauto hombre maduro… al no concederle nunca el sexo que sin embargo está ofreciéndole. No lo hace para preservar su virtud, que no existe, sino para someter al galán. Lejos de aburrirse de tantos intentos fallidos de asaltar el cuerpo de una misma mujer, cuando podría utilizar a tantas otras, el hombre queda encadenado a ella, intentando repetidamente una posesión que habrá de frustrarse de un modo u otro.

Después de lo que había ocurrido, solo podía optar por tres soluciones: abandonarla, forzarla o matarla. Me decidí por la cuarta, que era sufrirla. (Pierre Louys: La mujer y el pelele)

De acuerdo a la tradición machista, la mujer cuenta con un arma infalible para controlar al hombre en fuerza física y privilegios sociales: el sexo con el que vino al mundo. Precisamente eso que la vuelve tan débil cuando no sabe defenderse, puede ser empleado para someter a su  tradicional adversario, que lo necesita para satisfacer su imagen de conquistador.

Der Blaue Engel

Der Blaue Engel

Lola Lola, cantante de un cabaret del puerto, en el filme Der Blaue Engel, seduce en 1931 a los adolescentes de un colegio secundario alemán y al maduro profesor que los maltrata en clase, y no logra controlar fuera de clase a los estudiantes excitados por la mujer. Ella es vulgar, exhibe sus muslos en poses provocativas, desde el escenario mira con descaro a sus admiradores. Por eso no tarda en atrapar al docente, consigue que se case con ella, que abandone la seguridad de su cátedra y se convierta en otro miembro del grupo de artistas de variedades que va de ciudad en ciudad, con su espectáculo vulgar. Ella arruina al hombre, lo engaña, lo humilla en público y finalmente no mueve un dedo para evitar que muera. ¿Qué pasa por su interior mientras tanto? Resulta imposible averiguarlo. Es un ser proveniente de otro mundo, fascinante por indescifrable y no por casualidad mortal.

Félicien Rops: Tentación de San Antonio

Félicien Rops: Tentación de San Antonio

Josef von Sternberg, el director del filme, confesó haberse inspirado en las pinturas de Felicien Rops, un artista francés de fines del siglo XIX, que elaboró figuras de hembras ambiguas y temibles, como Salomé, Ariadna, o prostitutas anónimas. En La tentación de San Antonio, una aparición femenina infernal (por lo voluptuosa) reemplaza al Cristo crucificado bajo el cual reza el hombre virtuoso. La relación entre los sexos ha perdido la impunidad que gozaba tradicionalmente. La mujer que el hombre hubiera utilizado para su cómo disfrute, se revela como un trampa destinada a perderlo. Si se acerca, lo atrapará, y nada parece menos evitable que desear tocarla, poseerla, porque se ofrece desnuda, incitante.

¿Cuál era el punto de vista de la mujer del mundo real que permitía a von Sternberg darle forma visual a sus fantasías masculinas? Marlene Dietrich estaba casada, mantenía un matrimonio abierto con su marido, escribía poemas, que guardaba para ella, relativos a hombres o mujeres con los que alternó, dentro y fuera de la producción audiovisual.

Josef von Sternberg y Marlene Dietrich

Josef von Sternberg y Marlene Dietrich

Al perderte / Me siento como un pescador se siente / Al perder la captura que él creía / Tener segura / En el anzuelo / Mientras perfora / Las branquias de su presa. (Marlene Dietrich: A Ernest Hemingway)

Atrapar, aunque sea al precio de destruir a la pareja. La metáfora es alarmante. Las mujeres no sometidas del pasado, tenían que parecer temibles, imposibles de detener, porque de otro modo no se les hubiera reconocido tan fácilmente la posibilidad de competir (o colaborar) de igual a igual con los hombres, tanto en la política como en la vida profesional. Eso dejaba abiertas pocas alternativas a las mujeres: si de acuerdo a la tradición debían mostrarse como víctimas dispuestas al sacrificio, en el caso opuesto debían resignarse a ser vistas como traidoras, desafiantes de los códigos morales, crueles ejecutoras de venganzas o trepadoras solapadas. Quizás no fueran imágenes demasiado amables ni variadas, pero eso era todo el repertorio de una mentalidad masculina a la defensiva.

Wonder Woman

Wonder Woman

Wonder Woman, un comic que comenzó a publicarse en 1941, apenas entrados los EEUU en la Segunda Guerra Mundial, se diferencia de decenas de otros comics de la época, protagonizados por hombres jóvenes y musculosos, vestidos con ropas ajustadas. Ellos luchaban habitualmente contra adversarios masculinos no menos atractivos. En oposición, Diana Prince, la Wonder Woman es una mujer atlética, princesa de la raza de las amazonas, dotada de poderes tan contundentes como la inmortalidad, vestida con ropas reveladoras, que se defiende con sus brazaletes y un lazo capaz de borrarla mente y obligar a decir la verdad a sus enemigos. La fantasía de los lectores adolescentes podía ser estimulada por la visión de una hembra que no aceptaría ser dominada por ningún hombre. Aunque se presentaba exteriormente como otra pin up tan poco cubierta como las conejitas de Playboy, para disfrute de los jóvenes, llegó a convertirse en un ícono feminista de las jóvenes.

El hecho de que el comic hubiera sido creado por William Moulton Marston, un académico que en 1940 analizaba el poder educativo (no siempre utilizado) del medio, indica la intención de ofrecer un modelo nuevo de comportamiento femenino, capaz de influir en la mentalidad de las nuevas generaciones.

Ni siquiera las niñas quieren ser niñas tanto tiempo como nuestro modelo femenino, que carece de fuerza y poder. No queriendo ser chicas, no quieren que se las vea sensible, sumisas. (…) Las cualidades fuertes de las mujeres se han convertido en algo despreciable, debido a su debilidad. El remedio obvio era crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman, además de todo el encanto de una mujer. (William Moulton Marston)

A star is born

A star is born

Mujeres fuertes, o en todo caso, mujeres conscientes de sus poderes más allá del sexo, en la relación con sus parejas, van definiéndose a lo largo del siglo XX. En una famosa película de 1937, A star is born, un consagrado actor de Hollywood, en la actualidad en decadencia por el alcoholismo, encuentra a una mujer joven en la que advierte grandes condiciones para convertirla en actriz. Se casan, él la ayuda en su carrera, le aporta sus contactos en la industria audiovisual, mientras ella intenta (y fracasa) mantenerlo sobrio. La mujer no tarda en lograr la consagración, mientras el hombre se convence de que no hay oportunidades de encausar su vida para él, y se suicida, para no estorbar la carrera en ascenso de su pareja.

Se trata de una historia con más de un punto de contacto con la de Svengali, en parte simétrica de la fantasía victoriana. El encuentro de una pareja heterosexual deriva en la confirmación de la desgracia para uno de los integrantes, en este caso el hombre, a la par que resulta beneficiosa para la mujer. Ella no lo fagocita, como hace la mantis religiosa en la Naturaleza, pero tampoco puede evitar la destrucción que él ha programado desde mucho antes de conocerla.

De algún modo, las mujeres dominantes ofrecen a los hombres que las aceptan, imágenes paradojales de quienes fueron sus madres. Aunque seductoras, pueden ser temibles al mismo tiempo. En lugar de protestar por la separación inicial que sufre el recién nacido, expulsado de una matriz que lo había protegido, para arrojarlo al mundo real, con todos sus riesgos que no puede prever, las fantasías adultas de muchos hombres plantean imágenes de hembras poderosas, que expulsan al hombre después de haberle drenado sus energías y gran parte de su interés por la vida.

La mujer fatal es una construcción literaria que vino a justificar la institución del machismo en la realidad. Los hombres deberían agredir o controlar física e intelectualmente a las mujeres, porque han descubierto que ellas gozan de poderes insospechados, peligrosos, que a pesar de ser mantenidos en reserva, en cualquier momento ellas utilizarán contra los hombres. Al tomar la iniciativa de discriminarlas y someterlas, solo intentarían evitar el descalabro de mujeres conscientes de sus atributos.

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